La principal oferta de Calella son los tres kilómetros de playas: la de Garbí, la de les Roques o la Gran, con casi un kilómetro y medio de longitud.
A pesar de la espectacular transformación del municipio a partir de los años sesenta, la ciudad conserva, en buena parte, la estructura urbana del núcleo original y el trazado cuadriculado del primer ensanche.
Del poblamiento de la época anterior al nacimiento de este núcleo queda muy poco, aunque el Mas Salvador, por ejemplo, testimonia la importancia de la agricultura en la economía del municipio durante muchos siglos. De época antigua se conservan restos arqueológicos pertenecientes a una villa romana de los siglos I a. C. - I d. C.
Uno de los lugares más interesantes de la población se encuentra alrededor de la plaza de la Vila, lugar donde se celebraba, a partir del siglo XIV, el mercado que originó el crecimiento urbano posterior. Hay que destacar la decoración de los casales góticos, con elementos del siglo XVI: portales adovelados, ventanas con escudos esculpidos y restos de matacanes defensivos.
Muy cerca está la capilla de Sant Quirze y Santa Julita, del siglo XVI, y no muy lejos, la iglesia parroquial de Santa Maria i Sant Nicolau. Ésta última es una obra barroca del siglo XVI, reformada en el XVIII siguiendo el estilo neoclásico, que conserva en la portalada los relieves del altar del antiguo edificio, obra de Joan de Tours.
De las primeras décadas del siglo XX, cuando Calella era un centro de producción textil puntero, destaca el enorme complejo de la antigua fábrica textil Llobet-Guri, que fue una de las más importantes de Catalunya y del Estado.
La casa señorial de Can Salvador de la Plaça (siglo XIV) conserva una ventana gótica y las ménsulas que sostenían un matacán defensivo. Esta construcción, junto con Can Rodona, Can Galceran y Can Bartrina, forma el conjunto arquitectónico gótico del núcleo antiguo. El patio, inaccesible hasta ahora, ha sido rehabilitado con el resto del edificio, que actualmente acoge la Biblioteca Municipal.
El Museo Archivo Municipal, de carácter pluridisciplinar, contiene la pinacoteca Gallart y la farmacia Barri. Está instalado en un gran casal del siglo XVII, conectado por un gran patio con el archivo, que se encuentra en un edificio de nueva planta.
El faro de Calella está situado en la cima de un promontorio, donde había habido una antigua torre de vigía y defensa. Es uno de los lugares más emblemáticos de la población.
El mirador de las Torretes, de mediados del siglo XIX, permite observar el mar y los bosques cercanos. Las Torretes eran unas de las múltiples edificaciones que formaban la red de comunicaciones de telegrafía óptica de la península.