Un jurado especializado formado por profesionales certifica y renueva anualmente estos distintivos. La Flor de Honor -la categoría va de una a cinco- certifica los municipios como floridos.
Antigua villa medieval, Olot perdió gran parte del patrimonio histórico con los terremotos de 1427. Pero varios elementos han dado renombre a la ciudad, como la construcción tradicional de santos, la escuela artística de pintura, los volcanes, las fiestas del Tura y, por encima de todo, los bellos paisajes de lo alrededores.
Olot es la capital de la Garrotxa y uno de los municipios más importantes de Catalunya, con más de 30.000 habitantes.
El término forma parte del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. En tiempos remotos los volcanes modelaron todo el territorio y condicionaron el entorno natural y el paisaje urbano para siempre.
Desde el punto de vista arquitectónico, destacan el claustro renacentista del antiguo convento del Carme (siglo XVI), la iglesia de Sant Esteve (siglos XII-XVIII), la casa modernista Solà Morales (1916) de Domènec i Montaner, y la casa solariega Mas Ventós, en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Además, es recomendable visitar el Museu Comarcal de la Garrotxa, del que depende el Museu dels Volcans.
Tiene la singularidad de presidir, asimismo, una comarca que cuenta con dos parques naturales (el de los Aiguamolls de l'Empordà y el del Cap de Creus) y un paraje natural de interés (el de L'Albera), lo que la hace atractiva también para los amantes tanto de la naturaleza como de los deportes relacionados con ella, de tierra (senderismo, bicicleta de montaña), mar (submarinismo, kayaks, etc.) y aire (globos aerostáticos, parapente, paracaidismo, etc.).
Figueres tiene varios edificios de interés, como la iglesia de Sant Pere, el Casino o la torre Galatea del Museo Dalí. Además del pintor surrealista, la ciudad ha visto nacer a numerosas personalidades, como el ingeniero e inventor Narcís Monturiol, artífice del primer submarino (el Ictíneo, 1909).
En Figueres nació también la sardana, danza popular catalana.
Entre sus cuevas secretas y montañas de granito se escondía el famoso bandolero Serrallonga, a quien la villa dedica anualmente la fiesta ¡Vuelve Serrallonga!, que cada septiembre, viste el término de barroco y bandolerismo. También es importante el Vía Crucis Viviente, una tradición de más de trescientos años de historia que ha sido declarada de Interés Turístico Nacional.
Pero aparte del reclamo turístico de las playas, Calafell ofrece otros lugares de interés relacionados con diferentes etapas de su historia, como la ciudadela ibérica o el castillo de la Santa Creu.
Este municipio ha estado galardonado con el sello de especialización DTF (Destino de Turismo Familiar), otorgado por la Agencia Catalana de Turismo. Durante las vacaciones, las familias con niños disfrutaran de una oferta de alojamiento y restauración adaptada y numerosas propuestas de entretenimiento y ocio.
Ripoll es conocido como la cuna de Catalunya. En la ciudad se construyó el monasterio más importante del país, fundado por el conde Guifré el Pilós (fallecido el 897), legendario creador de las cuatro barras del escudo nacional. La capital del Ripollès fue la sede de una de las bibliotecas más completas de la cristiandad durante siglos y mereció el elogio de Jacint Verdaguer (1845-1902).
En este municipio conviven fiestas, costumbres y tradiciones de centenares de siglos de historia con edificios y comercios modernos, todo dentro de un entorno rural, en el punto de confluencia entre los valles del Ter y del Freser.
Además del monasterio, el núcleo histórico cuenta con un atractivo carácter medieval, numerosos edificios de estilo modernista y el interesante Museo Etnográfico de Ripoll.
Sus cuatro kilómetros de playas, la potente actividad comercial y la amplia oferta de alojamiento y restauración la convierten en una de las poblaciones más importantes de la comarca.
Este municipio ha estado galardonado con la certificación Destino de Turismo Familiar, otorgada por la Agencia Catalana de Turismo. Durante las vacaciones, las familias con niños disfrutaran de una oferta de alojamiento y restauración adaptada y numerosas propuestas de entretenimiento y ocio.
Pero aparte del reclamo turístico de las playas, Calafell ofrece otros lugares de interés relacionados con diferentes etapas de su historia, como la ciudadela ibérica o el castillo de la Santa Creu.
Este municipio ha estado galardonado con el sello de especialización DTF (Destino de Turismo Familiar), otorgado por la Agencia Catalana de Turismo. Durante las vacaciones, las familias con niños disfrutaran de una oferta de alojamiento y restauración adaptada y numerosas propuestas de entretenimiento y ocio.
Considerada históricamente la capital turística de El Maresme por haber sido durante muchos años el destino preferido de los alemanes, descubrimos en Calella una población que es mucho más que sol y playa. El encanto de su casco antiguo, de rectilíneas y estrechas calles en torno a la iglesia neoclásica de Santa Maria; la espectacularidad de su faro, construido en 1859; la tranquilidad de un paseo por el parque Dalmau o del paseo novecentista Manuel Puigvert, con sus plátanos centenarios, hacen de esta ciudad rica en cultura y tradiciones populares un lugar de parada obligada que nos abre las puertas al Parque de El Montnegre i el Corredor para realizar excursiones a pie o en bicicleta.
Platja d’Aro se ha convertido en uno de los destinos turísticos de más renombre del Baix Empordà, con atractivos para el ocio y la cultura.
Por un lado, su propuesta de ocio ofrece un amplio abanico de posibilidades, entre las que destaca la privilegiada fachada litoral, que combina largos perímetros de playas con pequeñas y encantadoras calas para los amantes de la tranquilidad. A esta propuesta se añaden las actividades deportivas, con numerosas instalaciones perfectamente equipadas para satisfacer cualquier necesidad.
La oferta comercial y de ocio nocturno de Platja d’Aro concentra un gran número de establecimientos que la convierten en una de las poblaciones más animadas de la Costa Brava.
Por otro lado, el municipio conserva rincones de un innegable interés patrimonial, como los núcleos históricos de S’Agaró o Castell d’Aro, el paso del camino de ronda con unas magníficas vistas y extraordinario entorno natural, o el monumento megalítico de Cavall Bernat, auténtico símbolo de Platja d’Aro.
Castelló d'Empúries es una villa medieval que todavía conserva las joyas arquitectónicas de tiempos pasados, de las que la más destacable es la iglesia de Santa Maria (siglo XIII), conocida con el sobrenombre de la Catedral de l'Empordà. El municipio, regado por las plácidas aguas del Muga y el riego del Molí, acoge la sede del Parque Natural de los Aiguamolls, en el lugar denominado el Cortalet.
Paralelamente, Empuriabrava se extiende al norte de los límites del parque como una auténtica ciudad, creada en 1967 como marina residencial. Su estructura urbanística se basa en una cuadrícula de canales navegables que suman más de treinta kilómetros de longitud, con más de 5.000 amarres y aeropuerto propio.
Igualmente atractivos son los jardines de Santa Clotilde, un parque natural orientado al horizonte, adornado con flores y plantas con la delicadeza y el gusto propios del estilo neoclásico catalán. Lloret también es un municipio de estatuas y monumentos. Paseando por la villa se pueden admirar unas cuantas muestras significativas la Mujer Marinera, el Ángel o el Monumento a la Sardana.
Este municipio ha sido galardonado con los sellos de especialización DTF (Destino de Turismo Familiar) y DTE (Destinación de Turismo Deportivo), otorgados por la Agencia Catalana de Turismo. Durante las vacaciones, las familias con niños disfrutarán de una oferta de alojamiento y restauración adaptada, numerosas propuestas de entretenimiento, así como de unas playas de calidad, y al mismo tiempo, los visitantes aficionados a los deportes encontrarán una variada oferta de actividades.
Esta población litoral de origen agrícola y marinero, sede de la Fundación Tharrats que alberga una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes de Cataluña, con obras de Miró, Tàpies, Brossa o Guinovart es hoy uno de los principales referentes turísticos y artísticos de El Maresme. Sus casi tres kilómetros de playas y el rico patrimonio arquitectónico que conserva, como los restos del acueducto romano de Can Cua o el castillo de Montpalau, hacen de Pineda un destino ideal para el turismo familiar y para descubrir la belleza de los parajes naturales del Montnegre.
Ciudad abocada decididamente a la cultura, Reus es también la población que ha visto nacer a personalidades del mundo de las letras, como el poeta Gabriel Ferrater o el director teatral Lluís Pasqual.
Quien la visite no podrá obviar algunas instituciones insignia, como los teatros Bartrina y Fortuny, ni olvidar el aroma de pólvora que desprende la "tronada", acto central de la concurrida fiesta mayor, que tiene lugar en la bellísima plaza del Mercadal.
Roses, municipio de contrastes, ofrece al visitante un abanico amplísimo de lugares de interés. El entorno natural es privilegiado, ya que comprende dos parques naturales: el de Cabo de Creus, con la destacable singularidad geológica y botánica del cabo Norfeu, y el de los Aiguamolls de l'Empordà.
El territorio ha acogido civilizaciones desde tiempos remotos, que han dejado huella en un patrimonio arquitectónico excepcional. Son ejemplos de ello los sepulcros megalíticos que tiene a lo largo de su orografía, donde destaca el dolmen más grande de Catalunya; los restos de las civilizaciones griega y romana, que se pueden admirar en el parque arquitectónico de la Ciutadella, o las casas modernistas o más actuales, como el Ayuntamiento o la casa Rozes.
Al abrigo de una de sus calas, la Montjoi, se encuentra El Bulli, el restaurante regentado por el célebre chef Ferran Adrià.
Este municipio ha estado galardonado con el sello de especialización DTF (Destino de Turismo Familiar), otorgado por la Agencia Catalana de Turismo. Durante las vacaciones, las familias con niños disfrutaran de una oferta de alojamiento i restauración adaptada, numerosas propuestas de entretenimiento y ocio y una calidad y variedad de sus playas.
Un perfil costanero con playas de gran categoría, un buen número de rutas que permiten descubrir la variedad paisajística y natural de la zona, construcciones emblemáticas (como la Glorieta neoclásica, que ofrece además unas magníficas vistas) y una cocina de mar que otorga el merecido protagonismo al langostino y a la galera, son algunos de los alicientes de Sant Carles de la Ràpita.
Sant Feliu de Guíxols es un municipio de gran relevancia turística y comercial, que ofrece toda clase de actividades culturales, lúdicas y deportivas para garantizar al visitante una estancia completa.
Además del reclamo de las playas y calas rodeadas de pinares (Sa Crestera, del Vigatà o Jonca) y el encanto de localidad marinera, Sant Feliu de Guíxols sobresale por una amplia oferta deportiva, por su patrimonio histórico (especialmente de arquitectura modernista, como el casino de la Constància) y por el prestigioso Festival Internacional de Música de Porta Ferrada.
Santa Pau ocupa el territorio más rico y variado de la comarca en fenómenos volcánicos y un tercio de la extensión total del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. En su término están los cráteres antiguos más importantes de la zona, como el monte de Martinyà, el Croscat y el Santa Margarida.
También pertenece a este municipio la fageda d'en Jordà, un paraje cargado de extensos bosques de hayas que se extienden a los pies del volcán del monte Jordà. Vale la pena contemplar los miles de colores y matices del hayedo en cualquier época del año.
Justo en medio de la zona volcánica aparece el pueblo de Santa Pau, que conserva un recinto medieval presidido por un castillo, considerado Conjunto Histórico-Artístico.
Consolidada como uno de los principales destinos turísticos de El Maresme, con una amplia oferta que va desde el turismo familiar hasta el turismo deportivo o de negocios, Santa Susanna ha sabido combinar la potencialidad de sus playas con la tranquilidad de sus verdes parques y espacios agrarios, y con la variada oferta de actividades de deporte y ocio durante todo el año. Descubrimos un rico patrimonio arquitectónico en el que destacan torres de defensa como la de la masía de Can Ratés o los restos del que fuera un molino harinero del siglo XVII, el molino de Jordà.
Importante núcleo comercial, Solsona goza de un rico patrimonio arquitectónico y artístico, así como de la tranquilidad y el ritmo equilibrado de una ciudad pequeña pero dinámica. La capital del Solsonès presenta, además, una oferta festiva, cultural y tradicional insuperable, ya que es la ciudad con más gigantes y bestiario popular de Catalunya.
El casco antiguo, con sus callejuelas y plazas, es el principal lugar de interés del municipio. Destaca la catedral de Santa Maria, el referente arquitectónico más relevante de la comarca.
Sus habitantes reciben el nombre de «mata-rucs» (mata-asnos), ya que, según la leyenda, subieron un asno al campanario para que se comiese las malas hierbas que crecían entre las piedras.