Sitges

Guía de municipios

Del antiguo pueblo de pescadores llamado Blanca Subur nace la población de Sitges, sinónimo de cultura, cuna del Modernismo y ciudad de cine. Con playas únicas y más de trescientos veinte días de sol al año, sus tradiciones y sensibilidad artística se combinan con museos y palacetes, auténticas joyas arquitectónicas. Un lugar para descubrir rincones incomparables, para pasear y relajarse junto al mar y para probar una rica gastronomía de tradición marinera.



Imprescindibles

- Seguir la Ruta Modernista y la Ruta de los Americanos.
- Bañarse en las playas.
- Ir al Festival Internacional de Cine.
- Visitar el Museo Maricel.
- Visitar el Museo Cau Ferrat, casa y estudio de Santiago Rusiñol.


Sugerencias

Durante su visita a Sitges es imprescindible pasear por las calles blancas y empedradas del núcleo antiguo, descubriendo sus antiguas casas de marineros marcadas con el blauet de Sitges y su Rincón de la Calma, o visitar la icónica iglesia parroquial de San Bartolomé y Santa Tecla, conocida como La Punta, sus diecisiete playas de arena fina, entre naturales y urbanas, y el Palacio de Maricel, un palacete novecentista a orillas del mar.

Además, venga cuando venga, Sitges siempre está abierto: sus tiendas y restaurantes abren de lunes a domingo durante todo el año.

  • Comarca: Garraf
  • Provincia: Barcelona
  • Localidad: Garraf, Botigues, les, Montgavina, Ratpenat, Vallcarca, Baseia, Cal Llarg
  • Extensión: 44
  • Habitantes: 25642
Está adherido a: Villas Marineras
Está adherido a: Villas Marineras

Situación geográfica

Sitges es un municipio situado a 36 kilómetros al sureste de Barcelona, en la comarca del Garraf. Las laderas del macizo del Garraf marcan el litoral accidentado del norte del municipio, ocupado por el Parc Natural del Garraf. La mitad sur, desde el núcleo principal, es un litoral más suave, esencialmente de playas de arena.

Clima

Sitges tiene, dentro del clima mediterráneo, un microclima especial, gracias al efecto protector de la sierra del Garraf. Durante todo el año el clima es suave, sin extremos con una temperatura media de 15 ºC en invierno.

Actividades económicas

La viña había sido el cultivo más importante y había dado lugar a la elaboración de aguardiente y de la famosa malvasía, exportados a América desde el siglo XVIII.

La actividad pesquera prácticamente ha desaparecido, mientras que la actividad cultural y turística se ha convertido en el sector económico más activo de Sitges. También se considera que es un municipio residencial de alta calidad, por lo que el ambiente comercial es potente y exclusivo.

Historia

El nombre de la villa, que designa un recipiente de relativa profundidad donde se almacena el grano, tiene origen prerromano. Sin embargo, las raíces del municipio son todavía más remotas, ya que en la punta de las Coves y en el altozano de la Punta (donde actualmente están la iglesia y el Ayuntamiento, respectivamente) se han realizado hallazgos anteriores al período neolítico. También se han apuntado asentamientos íberos, de los siglos IV y III a.C. y pequeños núcleos de población romanos del siglo I.

El término perteneció a varias familias: Geribert, Sitges, Fonollar... El cabeza del linaje de esta última, Bernat de Fonollar, que dominó la villa entre 1306 y 1326, tuvo buenas y estrechas relaciones con Jaume I. Posteriormente, el término pasó a manos de la Pia Almoina (institución de caridad) hasta 1814.

Desde tiempos antiguos, la localidad había sido un enclave económicamente estratégico, ya que de su puerto salían la mayor parte de los productos del Penedès. Continuó siendo su única vía de salida hasta que en el siglo XIX se construyó la línea de ferrocarril que uniría Vilafranca del Penedès con Barcelona.

El comercio en el siglo XIX se trasladó al otro lado del océano, con la búsqueda de fortunas en América. Sitges fue un auténtico epicentro: en 1883 el 27% de los catalanes que comerciaban con este continente eran del municipio.

Qué ver

Sitges ofrece un perfil diverso, donde conviven vestigios antiguos con proyectos de rabiosa modernidad. Entre los primeros, hay que destacar el patrimonio arquitectónico que dejaron los indianos, que forma un conjunto estilístico de primer orden en el barrio antiguo.

A finales del siglo XVIII, con la promulgación de la ley de libre comercio, muchos habitantes de la villa se aventuraron a hacer fortuna en las Américas, especialmente en las islas caribeñas, entonces todavía bajo dominación española.

Una vez de regreso, los indianos (o americanos) readaptaron sus viviendas a las tendencias imperantes del momento en materia arquitectónica: así, regustos neoclásicos dan paso sucesivamente a apuestas modernistas y novecentistas.

De todo el grupo de edificios emblemáticos de este conjunto hay que destacar las casas de Salvador y Josep Mestres (finales del siglo XVIII) o las de Pere Jacas y Bartomeu Bascós (1821 y 1847, respectivamente). También hay notables construcciones modernistas, como la Casa de Pere Carreras en la Casa del Rellotge.

En torno a este patrimonio se llevan a cabo regularmente dos rutas que recorren sus aspectos más relevantes: la Ruta Modernista y la Ruta de los Americanos.

La oferta museística es amplia. El Consorcio del Patrimonio gestiona estos equipamientos y preserva su vitalidad año tras año. En este circuito museístico destaca el Museu Cau Ferrat, que fue la casa y estudio de Santiago Rusiñol. Situado en un emplazamiento que reaprovecha vestigios del antiguo castillo, reúne pinturas y dibujos del artista y de otras figuras del modernismo.

El Museu Maricel es el otro referente de este circuito. Construido siguiendo la inspiración del anterior, reúne obra medieval donada por el doctor Pérez Rosales y una sección dedicada a escultura catalana moderna y contemporánea. También incluye obras murales de Josep Maria Sert y una interesante pinacoteca donde se exhiben obras de artistas vinculados al municipio.

Hay que destacar la aportación crucial que hizo el artista Miquel Utrillo para dotar las instalaciones de una nueva estética, después de la marcha del mecenas del museo, el norteamericano Charles Deering. Las obras de Utrillo aportaron al centro un carácter más ecléctico y vistoso.

El tercer vértice de este recorrido es el Museu Romàntic Can Llopis, situado en una finca del siglo XIX. En él se pueden repasar las formas de vida cotidianas y las costumbres de una familia acomodada en plena eclosión del romanticismo.

Qué hacer

Su costa tiene diecisiete playas de arena fina, muy bien consideradas, entre las que destacan las dos situadas en la vertiente de poniente, que por el acceso relativamente difícil son una muy buena alternativa para los que buscan disfrutar del mar en un entorno más resguardado.

Este ecosistema costanero es objeto de una cuidadosa protección y divulgación: el Centre d'Estudis de la Mar organiza recorridos guiados para hacer descubrir el perfil medioambiental de la franja que une los litorales de Sitges y Vilanova i la Geltrú.

Los deportes tienen una amplia cabida en Sitges: su tradición marinera ha derivado en toda una serie de aplicaciones de ocio relativas al mundo del mar, que se reparten entre los tres puertos d el municipio: Port Ginesta, Garraf y Aiguadolç reúnen una oferta que incluye cursos, alquiler de veleros y cruceros, submarinismo...

Otro deporte que ha arraigado en Sitges es el golf, con su concurrido Club de Golf Terramar.

Sitges es también un municipio dedicado por completo a los negocios y al comercio. Así, por un lado, y a gran escala, encontramos el Sitges Convention Bureau, una institución que reúne a los mejores profesionales del ramo del turismo de Sitges y que funciona como gabinete de asesoría para visitantes y empresas, mediante el cual se recomiendan las mejores instalaciones para celebrar congresos y convenciones y que sirve como inmejorable plataforma de divulgación del patrimonio local.

Pero en Sitges también tiene importancia el pequeño comercio: más allá de la red que forman los establecimientos de la zona comercial, en un desvío de varias calles en el núcleo de la villa, el municipio pone a disposición del visitante una oferta comercial con elementos más pintorescos.

De esta oferta destacan el conjunto de establecimientos de anticuarios o el mercado al aire libre de los jueves, que se celebra desde la Edad Media. Dada la particular idiosincrasia turística del municipio, la localidad disfruta de libertad horaria en lo que respecta a comercios, hecho que permite pasearse por las tiendas hasta bien entrada la noche.

Otra buena opción para visitar la villa fuera de la temporada de verano es el Festival Internacional de Cine de Catalunya, que desde 1968, y bajo diferentes denominaciones, ha sido un escaparate de la producción cinematográfica mundial.

Las fiestas populares son también un muy buen aliciente para el visitante. Resultan especialmente atractivas la fiesta mayor, dedicada a Sant Bartomeu, o la fiesta del Corpus Christi, una de las más vistosas de Catalunya.

No debemos olvidar el Carnaval, desenfrenado y colorista, que tiene uno de los epicentros más significativos en la famosa calle del Pecat. No obstante, el origen del nombre se debe al vergonzante baño de sangre que se produjo en ella el 1 de mayo de 1838, cuando la villa intentó repeler el sitio de las tropas carlistas.

En el transcurso de este Carnaval se celebra una xatonada popular, momento que sirve a los presentes para reivindicar los orígenes de Sitges de este plato, ya que la primera cita documentada sobre él parece ser que salió de este municipio.

Alrededores

- El Parque Natural del Garraf.
- El palacete Can Travé, en Cubelles.
- El castillo de Canyelles.
- El palacio Novella, en Olivella.
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